Quisiera compartir una entrevista que nos hicieron en el Centro de acogida Assis en Barcelona
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ADAMA es una entidad
que tiene como objetivo ayudar a aquellas personas que no tienen recursos y se
encuentran en riesgo de exclusión social a través de soluciones
alternativas como terapias naturales (Flores de Bach, Risoterapia, Reiki,
Yoga,..) y otros métodos alternativos. Los colectivos atendidos por los
voluntarios de ADAMA son personas sin hogar, mujeres víctimas de violencia de
género, tercera edad, infancia y personas con VIH. La entidad cuenta con un programa de voluntariado, desde el que se
buscan personas sensibilizadas
con las desigualdades sociales interesadas en hacer un
voluntariado, ya sea aportando sus conocimientos de técnicas naturales de salud
o para tareas más administrativas. A los primeros, les da los materiales más
básicos para que puedan llevar a cabo su actividad. A partir de ahí, cada voluntario
pone un poco de su parte, de su esencia y sus ganas para crear el ambiente.
Este es el caso de Daniela, una voluntaria de esta entidad que
acude cada lunes al Centre d’Acollida d’Assís de Barcelona a hacer sesiones de masajes de 1 hora de duración
aproximadamente a los usuarios del centro que quieran. El Centro se encuentra
en una antigua casa en la que comparten la segunda planta con un esplai de
jóvenes que les dejan el espacio mientras ellos no están. Es en una sala de
esta planta donde se realiza el taller de ADAMA. Es una habitación amplia y muy
luminosa, pero al ser tan grande, le faltaba un poco de intimidad. Por eso
Daniela nos pidió un biombo, para crear un espacio más acogedor, más íntimo, en
el que los usuarios se sintieran más cómodos. Gracias a la aportación del
biombo en Miaportacion.org y a la decoración que Daniela ha ido construyendo, nos encontramos
con un rincón acogedor y cálido, con su camilla, su alfombra, sus plantas,
velas, música… “Todo esto favorece a que se sientan más cómodos y puedan
desconectar de su día a día” nos comenta la voluntaria.
Cada usuario va a tantas sesiones como quiere o necesita según sus
dificultades, lesiones o molestias. Hoy le toca a Rafa pasar por las manos de
Daniela. En su caso ya hace varias semanas que empezó con el tratamiento porque
sufre una lesión llamada Síndrome del Túnel Carpiano, que ha hecho que haya perdido
la sensibilidad de 4 de los 5 dedos de una mano. “Esto puede llegar a impedir
que la persona pueda coger un vaso, por ejemplo”, nos comenta Daniela. Para
evitar que Rafa llegase a este punto y sobretodo, para paliar este dolor, entre
otros, Daniela le da un masaje cada lunes. Y desde que empezó ha mejorado
mucho; ya solo carece de sensibilidad en uno de los dedos. Así lo expresa Rafa,
un fiel perico usuario de Assís: “Me va muy bien, ¡si no, no vendría!”.
Hay música de ambiente, relajante. A Rafa no le gusta esta música
nos comenta Daniela, y por eso “A veces ponemos la radio o conversamos de temas
que le interesan”. Rafa nos comenta al acabar su sesión que tiene un blog desde
el que quieren dar a conocer la realidad de las personas sin techo, porque “Aún
hay mucha gente que no conoce ni tiene ni idea de esta realidad”. Se llama El Hotel de las Mil
Estrellas y ahora mismo están realizando
un estudio sobre la gente que murió en la calle desde 2006 y entrevistas a
personas que viven en la calle, a gente que no conoce esta situación y a
voluntarios o trabajadores que conviven con esta realidad día a día.
Rafa empezó como usuario de Assís porque perdió el trabajo, tubo
problemas familiares y se quedó en la calle. Ahora ya no vive en la calle y
está intentando buscar otro trabajo, con mejores condiciones que en el de ahora
y en el que “No se aprovechen de los demás para hacerse ricos a su costa”
explica Rafa.
Conversamos un buen rato sobre su equipo de fútbol, del blog que
os he comentado y de sus proyectos de futuro (está pensando en hacerse autónomo
junto con otros socios, ya que lo ve como la mejor salida en estos tiempos).
Descubrimos que de joven jugaba a fútbol y “eso se nota en sus gemelos” comenta
divertida Daniela al enterarse de esta antigua profesión de Rafa.
¿Por qué son
importantes estos masajes?
Cuando Rafa nos dejó porque tenía cosas que hacer, yo me quedé un
rato más hablando con Daniela. Quería que me explicase su experiencia como
voluntaria de ADAMA.
Y esto es lo que nos comenta: “Es el solo hecho de que se tomen un
tiempo para ellos, de decir “toma”, estoy aquí para darte algo a ti. Que tengan
la obligación de levantarse pronto para venir, tener una rutina y darse un
capricho que sólo está al alcance de aquellos que tienen más dinero.” Y es que,
como nos comenta Daniela, el recibir un masaje es algo que sólo algunos pueden
permitirse pero no debería ser así. Se tiene la idea de que es un “servicio de
lujo”, algo innecesario, un capricho elitista. Pero la verdad es que los
beneficios del masaje en nuestra salud tanto física como mental son muchos y
todos deberíamos poder acceder a ellos.
Daniela nos explica: “Yo vine aquí con la intención de ayudar a
quitarles todos los dolores y me encontré que al vivir en la calle, pasan frío,
duermen en los cajeros en posiciones que no son las más cómodas… y eso les pasa
factura. Pasan muchas horas en la calle caminando. En invierno sufren las
corrientes de aire y frío. Andan tensos y además sufren mucho estrés de pensar
todo el día en su situación. Eso repercute en su musculatura y en su salud. La
rutina que llevan les carga mucho.” Por eso tuvo que replantearse su objetivo y
entender que con su trabajo puede ayudar a mejorar la calidad de vida de los
usuarios no sólo aliviándoles un poco esos dolores musculares causados por su
situación, sino también por el mero hecho de ofrecerles un espacio y un tiempo
solo para ellos, para hablar, para desconectar.
Cuando pregunté a la voluntaria por la situación de Rafa, viendo
mi cara de perplejidad, me preguntó: “A ti
no te parece que Rafa sea un hombre que haya vivido en la calle, ¿verdad?” Mi
respuesta fue clara, “No, realmente no.” A lo que Daniela me respondió: “Porque
es un hombre culto, no da esa imagen.” Eso me impactó y me hizo reflexionar y
pensar en todos los prejuicios que tenemos. Y es más, Daniela me contó que la
mayoría de las personas con las que ella trabaja son “como Rafa”, en el sentido
que no se corresponden a la imagen que tenemos de los “sin techo”: “El perfil
ha cambiado. Ya no es gente que casi se “crió” en la calle. Hay gente que tiene
casa, trabajo y una familia. Pero de repente pierden el trabajo y se quedan en
la calle. La mayoría tienen también problemas con sus familias”.
Daniela es chilena y me comenta que una de las cosas que más le
llama la atención de esta realidad es que en su país, la familia parece ser
mucho más importante que aquí. “Allí, si te falta algo, si tu familia se entera
que estás en una situación difícil, no duda en acogerte en su casa. Es todo más
cálido. Aquí la sociedad es mucho más individualista. No es una crítica a
Barcelona como ciudad, sino en general creo que es algo que sucede en todo el
mundo, pero en las ciudades más grandes y más modernas se ve más.”
Y de esto mismo y de los estereotipos que tenemos sobre la gente
sin techo habla precisamente un artículo que apareció en La Vanguardia hace unas semanas. En él se
entrevistaba a Salvador Busquets, presidente de la Fundación Arrels, entidad
que trabaja con personas sin hogar desde hace 25 años. Busquets comenta “Nos está llegando gente más joven, con más formación, con
trayectorias de vida cada vez más similares a las nuestras.” Lo cierto es que
Daniela también me comentó que el perfil medio de la gente con la que ella
había trabajado en Assís es un hombre español de unos 40-50 años. Por lo que se
desmitifica también el hecho de que son en su mayoría inmigrantes y/o personas
mayores. De esto mismo se hablaba ya en un articulo publicado en el
2005, en El País, en el
que se auguraba un cambio en la tipología de personas que viven en la calle y
en el que Lorenzo Argüelles, un hombre que vivía en la calle, comentaba: “Los que hemos pasado mucho tiempo en las calles sabemos que
no somos especiales, aunque la gente nos vea raros y tenga miedo, pero todos
podemos caer en algo así. Yo he visto a cantidad de gente con estudios, con
familia, muy inteligente que, por una cosa o por otra, acabó tirada en la
acera”. Los colaboradores del blog Yo
también soy un nuevo pobre aún
no se encuentran, por suerte, viviendo en la calle, pero sí que viven en
condiciones mínimas debido a la actual situación económica y social en la que
nos encontramos. Quizás debamos ver esta realidad como algo mucho más cercano
de lo que hasta ahora pensábamos, como algo que nos puede llegar a suceder a
nosotros mismos si la sociedad en la que vivimos no cambia en muchos aspectos,
entre ellos, los valores que se enseñan.
Por eso, para finalizar, nos sumamos a la reflexión con la que
acabé la conversación con Daniela: “Por eso pienso, sí, es cierto, el dinero es
necesario, pero más importantes son los valores de las personas.”